martes, 10 de mayo de 2011

York


En marzo fuimos mi mujer y yo a York. La intención era visitar el Castle Howard, el primer gran palacio de Vanbrugh y Hawksmoor, y de paso echar un vistazo a la ciudad. Es pequeña, se ve en un vuelo. Yo reconocí por fuera el Assembly Room, una obra de Lord Burlington a la manera palladiana, o, mejor dicho, a la manera de la Banqueting House de Jones en London. Entré para ver si lo podía fotografiar y me encontré con un restaurante. Comimos allí y lo fotografié con calma.

Hay una impresionante catedral. Le dimos la vuelta por fuera y, al entrar, nos encontramos con un precio de 15 libras para acceder al interior. Ello nos retrajo mucho, no tanto por el precio mismo, sino por la rabia que te da el que te cobren por entrar en una iglesia. Después de tomar un té en una terraza volvimos por allí, pues en el pórtico lateral había un poco de jaleo. Estaban en él algunas personas vestidas de época, de modo algo estrafalario, y acabamos enterándonos de que eran el Mayor (alcalde), el Sherif (?) y no sé quien más. El caso es que había una ceremonia y algunos pasaban. Yo dije que pasáramos, y así lo hicimos. Acabamos sentados en el coro, que en las catedrales inglesas es el sito principal frente al altar, y empezó una extraña ceremonia, religiosa, pero también civil. Había una Schola Cantorum estupenda, y eso fue lo que nos hizo aguantar plácidamente hasta el final.







Al día siguiente cogimos un autobús y nos fuimos a Castle Howard. Este palacio, antecedente del Blenheim, tampoco se acabó, pues no tiene ninguno de los dos edificios auxiliares, caballerizas y cocinas, que en principio completaban el conjunto. Los problemas de su disposición general son parecidos a los que ya se han apuntado para Blenheim. Castle Howard, aunque es menos brillante que Blenheim, sobre todo en el aspecto figurativo, y en que presenta una unión menos convincente entre "villa" y alas, tiene un parque más lujoso y completo, con un gran lago artificial, un puente, un camino de estatuas que lleva hasta una villa pequeñita, y un templo redondo, proyectado por Hawksmoor, y al que no se puede llegar del todo. Este parque es espléndido, y, en conjunto, la visita es magnífica y altamente recomendable.



Como en casi todos los monumentos y museos británicos, sales por la tienda, para ver si picas. Nosotros picamos, pues compramos un pan muy bueno para llevarlo a Londres.

Volvimos a York a comer, lo que hicimos en una confitería/café/restaurante suizo y bastante lujoso. Luego fuimos lentamente hacia la estación y cogimos el tren, el East Coast, que va de London a Scothland, para ir a King´s Cross Station. Se llega en dos horas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario