domingo, 25 de julio de 2010

Europa Federal, no España Federal

Todos aquellos que, como los catalanes, defienden una España Federal son anacrónicos y reaccionarios. Lo que hay que defender y perseguir es la Europa Federal, la Europa con gobierno propio verdadero y los Estados actuales reducidos a su condición de Estados de una Federación.

Mientras no exista una federación europea formando un solo país como Estados Unidos, toda separación en Europa, sea ésta la de Kosovo (menos importante porque no está en la UE) o sean las hipotéticas de Euskadi y Cataluña, no son otra cosa que acciones anacrónicas y reaccionarias, esto es, suicidas, perjudiciales. Resultaría para mí (como supongo que para muchos) una verdadera alegría la independencia del País Vasco (nunca sé como llamar a este lugar) y de Cataluña. Sueño en una España libre de estos pelmazos recalcitrantes, egoístas impresentables y mentirosos, al parecer natos, con la contrapartida del ingreso de Portugal como parte de Iberia. ¡Qué felicidad! Pero no es una cosa buena, pues mientras no exista de modo pleno la Federación Europea, toda separación es un suicidio. Es un grave perjuicio para todos, al ser una división más que sitúa a Europa como una entidad débil, política y económicamente atacable.

Si existiera la Federación, a ella correspondería admitir la creación de estados diferentes por las aspiraciones regionales. No sería demasiado funcional la atomización, pero correspondería en todo caso al gobierno y al parlamento centrales, además de al Estado presuntamente propuesto para ser dividido.

Y, finalmente, la Federación Europea reduciría a su verdadera condición de administraciones regionales a las llamadas Comunidades Autónomas. Sus presidentes, sus gobiernos y sus parlamentos se convertirían en algo así como las antiguas Diputaciones provinciales. Se fortalecería el Estado, pues éste pasaría a ser, dentro de la Federación, lo que hoy son las Autonomías.

¿Es éste un sueño imposible, o un sueño muy lejano? Éste es, se mire como se mire, el único sueño realmente positivo para Europa y para lo que hoy son sus naciones o estados. Sin su cumplimiento, a Europa no le queda otro destino que su paulatina decadencia. Decadencia de algo lujoso e interesante, desde luego, como tantas cosas de la vieja sociedad y de los viejos regímenes de antaño, pero decadencia al fin.

La realización de este sueño no fue menos difícil en Estados Unidos, donde una cruentísima guerra civil, en la que los Estados del Sur buscaban la separación de los del Norte y la formación de una Confederación, se produjo casi un siglo después del nacimiento de la nación. Los Estados son bien fuertes en Estados Unidos, y son bien conocidas sus diferentes legislaciones y administraciones diversas. También es bien conocido que forman un solo país y que su poder y dominio sobre el mundo compensa con creces, al menos para ellos, los gravísimos defectos de su sociedad. (Dedicado a los escépticos del poder político: le sociedad estadounidense tiene muchísimos y gravísimos defectos; el Estado Federal no.) El sueño es de realización difícil, pero no imposible, y si Europa quiere sobrevivir como potencia de todo tipo, deberá conseguirlo. Por encima de la estúpida actitud del Reino Unido, al que ya sería hora de obligar a abandonar la Libra esterlina y a adoptar otros acuerdos europeos que no comparte, o a marcharse. Por encima de la soberbia alemana y de la soberbia de países como Suecia o Dinamarca. Quien no quiera formar parte de la Federación Europea, deberá marcharse. Sé que, debido a mi edad, no podré ver este sueño convertido en realidad, pero lo deseo en el futuro para bien de mis hijos y de mis compatriotas europeos.

Así, pues, y mientras la Europa Federal no exista, la separación de cualquier trozo de los Estados actuales es, por suicida en cuanto perjudicial, imposible. Nuestros amigos catalanes no podrán librarse de nosotros ni nosotras de ellos. Les recomiendo vivamente trabajar por la Europa Federal, único escenario político en el que pueden recuperar la independencia tan ansiada como nunca existente. Pero que no piensen que la Federación Europea va a ser tan permisiva como los reyes de la Casa de Austria. Europa exigirá a Cataluña el cumplimiento de todos sus deberes, y España (o Iberia) estará vigilando.

Abajo, pues, los nacionalismos; abajo las autonomías, más o menos identificadas como nuevas naciones, pues no son otra cosa que regiones o comarcas. Abajo la nación, concepto anacrónico y culpable. Quizá Cataluña sea una Nación, allá ellos con atarse a un concepto tan anacrónico, tan reaccionario y tan culpable de tantas tropelías. España no es una nación, gracias a los dioses, es un Estado de la Unión Europea, que debía aspirar a unirse a Portugal para formar Iberia, y que tendría que volcarse en conseguir, incluso en protagonizar, la formación de la Federación Europea. Quien no quiera, que se vaya. No necesitamos ser muy grandes.

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